El frío de la mañana primaveral me obliga a seguir enterrado en mis sábanas, en posición fetal, impidiendo que la luz que se escabulle entre las cortinas logre sacarme del sueño. Son las 6:30 am, la alarma consigue sin mucho esfuerzo abrir mis ojos y me obliga a levantarme. Nada de esto tendría algo de especial sino fuera porque es domingo, es día de elecciones y soy un afortunado y primerizo miembro de mesa. 
los previos

Estoy en la puerta de mi centro de votación a las 7:30 am y como #ciudadanoqueserespeta acudo con mucha emoción para formar parte de la fiesta electoral #sícuñao. Llego al aula donde está instalada mi mesa y veo a 3 muchachos con cara de autogol, todos miembros suplentes; uno, con su estampita de San Judas Tadeo en la mano; otra, con el rosario enrollado en la muñeca; y otro, sobando su patita de conejo; todos, rogando que los miembros titulares lleguen. Y sus ruegos fueron escuchados, al menos para uno de ellos #fácileldelapatitadeconejo. Empiezo medio en broma y medio en serio, porque lo que pude vivir el día de hoy me dejó una gran lección. Más allá de clichés electoreros y moralismos ciudadanos, vamos, nadie quiere ser miembro de mesa. Y eso... ¿está mal? Yo creo que no.

Llegué para ser secretario y terminé siendo presidente de mesa #elascensodeseado gracias a que noblemente la miembro titular nunca apareció #paravariar. Luego de una charla a media caña y con la mesa ya instalada, la coordinadora de la ONPE que estaba tan perdida como nosotros, nos da luz verde para iniciar la jornada electoral #wuju!!!

El civismo de la población, más allá de sus decisiones, es admirable. Estás acostumbrado a ver por televisión, cómo las personas mayores son las más afanosas; estás acostumbrado a respirar aliviado durante el desayuno al ver a los miembros de mesa sacrificando su domingo #losers!!! mientras te atoras con el pan con tamal #ellunesempiezoladieta; estás acostumbrado a que nos vendan la falta de desorganización en los comicios y le echas la culpa a los organizadores. Hoy, formé parte de eso que ves en televisión, y créeme, no es tanto así. 

la fiesta

Con la mesa instalada a las 8:30 am empezamos a recibir a los electores que nos veían con cara de pena, algunos; y con cara de burla, otros #risadenelson. Caballeros vestidos para la ocasión en saco y corbata, tías regias perfumadas, tías fitness con el gorrito y el short #porquecorroenelpentagonito, madres con sus hijos delatores #mamiporquémarcasteloscorazones, ancianos con el DNI tamaño pasaporte y sin ningún espacio para los hologramas; en fin, todas las sangres, todas las razas. 

Esta etapa del proceso realmente es una fiesta, es divertida (no todos los días saludas a 219 personas en 7 horas y media). Recibes la buena vibra de la gente que logra empatizar contigo y agradece no estar ocupando tu lugar; consideraciones innecesarias pero motivadoras: un elector nos saluda y saca del bolsillo de su pantalón 3 chocolates Sublime #biencalientitos para "que endulcemos nuestro día que será largo" (sic) #grandeseñorLau. 

Todo transcurre con normalidad, llega el mediodía y nos traen el contundente y tan criticado refrigerio #cajitafelizONPE: Dos botellas de agua Vida (agua de caño embotellada), 2 paquetes de galleta de soda San Jorge, 2 barras de cereal Ángel, 1 paquete de galletas rellenitas San Jorge, 1 chocolate Hampton's #ricoygeneroso y una lata de atún Doncella (¿pensaron que permitiría que una sola lata de eso se abriera en el aula? #imponiendoelpoderdepresidente). ¿Qué comí?: el chocolate Sublime del Sr. Lau y las 2 botellas de agua.

Quedan para el recuerdo los chibolos ladilla que quieren meter la cédula en el ánfora, la señora que pregunta qué tiene que hacer con la cédula de sufragio, el apurado que se equivoca y pide otra cédula y los que creen que están dando un examen de admisión porque se demoran la vida en la cabina de votación.

Ya van a ser las 4:00 pm, empiezan a aparecer ciertos personajes que pondrán la cereza en el pastel en este día lleno de firmas, huellas y hologramas.

la voz del pueblo es la voz de dios. neeee... dios no es tan idiota

El momento cumbre llegó. El recuento de los votos se convierte en la parte más tediosa, aburrida y burocrática del día. Voto a voto, cada partido va peleando. Voto a voto, voy cayendo en estado de depresión al ver las decisiones de los electores de mi mesa. Voto a voto, cinco individuos siguen mis movimientos en busca de algún indicio que los haga gritar FRAUDE! para convertir este proceso en un burdel. 

Los personeros de los partidos más representativos observan con atención el recuento de los votos y yo solo quiero terminar rápido para largarme a ver a mi familia. Luego de contar dos veces las cédulas, es momento de la burocracia que atrasa, degenera y termina siendo un lastre siempre. Firmar y llenar 15 actas de instalación, 15 actas de sufragio y 15 actas de escrutinio, no es nada divertido (no escribía tanto desde la universidad). Terminé con los dedos entumecidos -hasta ahora-. 

Ya faltan pocos minutos para terminar y los personeros, cual pirañas, se agolpan alrededor de mi mesa esperando una copia de esa bendita acta de escrutinio que los haga felices. Voy llenando con precaución cada una de las actas #cuidadolacagas para evitar excusas que impidan irme. Los personeros, empiezan "diplomáticamente" entre ellos a tantear quién agarra la primera acta para fugar. De refilón observo, y no se me ocurre mejor idea que entregar las actas de acuerdo al orden de llegada a los 5 personeros (Somos Perú, Solidaridad Nacional, PPC, Fuerza Popular y Vamos Perú).

- Bueno, yo estoy desde las 7:30 am y sé quienes llegaron primero. Así que voy a entregar las actas según el orden de llegada. De acuerdo

- Todos de acuerdo.

- A ver, la gordita de Somos Perú, tú llegaste primero, toma tu acta. Sé feliz - y se va con una sonrisa coqueta, sabiendo que su candidato se la llevó en la distrital.

- Solidaridad Nacional, usted llegó después. Aquí tiene su acta. Disfrútela #$%&*°{}

Y aquí viene la parte divertida:

- Fuerza Popular...

- Oiga Sr. Presidente!!! - levanta su voz la rozagante morena del PPC - cómo que Fuerza Popular. Me toca a mí! Yo llegué antes que la señorita!!!

- Señora, la señorita estuvo antes que usted - trato de cerrar la discusión

- No señor presidente!!! yo estaba antes, lo que pasa es que fui primero a ver otras aulas -  #uysí... 

- No pues señora, se toma en cuenta la hora de llegada a esta aula - #yanojoda

- Ah claro... ya me doy cuenta. Acá conviene tener conocidos para que respeten los turnos. Claro, ahora resulta que hay que tener cara bonita - #wtf #meacomplejo 

No iba a contestar tamaña estupidez, pero la morena era terca:

- Todavía tengo que esperar su paciencia. Yo tengo cosas que hacer! - #ok

Las tantas horas sentado ya habían acabado con un poquito de mi paciencia y ya no lo pude evitar:

- Señora, a usted le pagan (o lo que sea que le den) por estar todo el día acá...

- NO!!! A mí nadie me paga! Yo lo hago voluntariamente! Lo hago por convicción - termina con un orgulloso brillo en los ojos e hinchando el pecho.

- Bueno señora, ahí está el detalle. Nosotros no.

El día termina, al fin. Y hoy puedo decir, con conocimiento de causa, que ser miembro de mesa es una labor muy loable, que exige un compromiso ciudadano mayúsculo y admirable, pero no lo volvería a hacer. No se trata de civismo, se trata de prioridades, y las prioridades siempre son subjetivas. Formar parte de un proceso que siempre lleva a malas decisiones no es motivación suficiente. #bullyingen3...2...1 

Llego a mi casa, y luego de haberme lavado las manos 57 veces por tantas manos que dí, tantos DNI que cogí, todos los lapiceros que intercambié, las actas que firmé y documentos que conté, aún sigo sintiendo las manos sucias. Llego a mi casa, y finalmente ver a mis hijos unas horas del único día que es para ellos, solo confirma mi decisión.